Investigadores australianos emplean un implante coclear como vehículo para administrar una terapia génica y creen que podrán usarse también en la enfermedad de párkison.

Mejorar la efectividad de los implantes cocleares gracias al uso de la terapia génica podría permitir a aquellas personas con distintos grados de sordera a ‘refinar’ su audición y escuchar sonidos más ‘sofisticados’ y así poder diferenciar el color tonal entre diferentes instrumentos musicales, como el tintineo de un triángulo o las delicadas notas de un piano. Eso es lo que acaba de lograr en animales un equipo de investigadores australianos que ha usado los implantes cocleares como vehículo para la terapia génica. En concreto, los investigadores de la Universidad UNSW han empleado por vez primera pulsos eléctricos administrados a partir de un implante coclear para aplicar una terapia electrogénica. Además, los expertos creen que esta novedosa aproximación podría servir para tratar una serie de trastornos neurológicos, como la enfermedad de Parkinson, y psiquiátricos como la depresión.

La pérdida de la audición se acompaña de una pérdida de las células ciliadas cocleares, es decir, las células especializadas en el oído interno encargadas de convertir las vibraciones acústicas en impulsos nerviosos eléctricos: el proceso que nos permite oír los sonidos. Y aunque los implantes cocleares, disponibles desde los años setenta, son utilizados para restaurar parcialmente la audición al ‘suplantar’ el trabajo de estas células, sin embargo no pueden restaurar la audición a su estado normal. «Las personas con implantes cocleares son capaces de comprender los sonidos, pero su percepción auditiva pueden ser pobre, y son inacapaces de valorar la música, por ejemplo», asegura Gary Housley

Ahora, el equipo de Housley y Jeremy Pinyon ha trabajado con conejillos de indias completamente sordos, y ha demostrado que la combinación de ambas terapias, génicas e implantes cocleares, puede ‘restaurar’ la audición. Según el trabajo que publican en «Science Translational of Medicine», la terapia génica puede mejorar el rendimiento de los implantes cocleares al ‘simular’ la regeneración de las células nerviosas cocleares responsables de convertir frecuencias diferentes. «Nadie hasta ahora había intentado utilizar el propio implante coclear para la terapia génica -dice Housley-. Con nuestra técnica, el implante coclear se convierte en el complemento idóneo».

Electro-genes

En concreto, los investigadores han empleado un tipo de terapia génica denominada ‘reparto de electro-genes’, que utiliza campos eléctricos para confinar el reparto de genes cerca de los electrodos de la cóclea (en contraste con el reparto genético viral, el cual produce la expresión dispersada de un gen). El equipo de Pinyon inyectó una solución de ADN que contenía el gen factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés) en los implantes cocleares de los animales, y usaron una variedad de electrodos para generar una serie de pulsos eléctricos cortos en la cóclea.

Apenas una horas después, las células en la cóclea absorbieron el ADN y comenzaron a expresar neurotrofinas, proteínas que ayudan en el desarrollo de las células nerviosas. A continuación analizaron la capacidad de audición de los animales usando la prueba de potenciales evocados auditivos de tronco cerebral, una técnica habitual para medir la audición de los recién nacidos. Y los investigadores detectaron una mejoría importante en la audición: Animales que estaban completamente sordos tuvieron su audición totalmente restaurada, casi a niveles normales.

«Esperamos que, en el futuro, las personas que dependen de los dispositivos de los implantes cocleares puedan disfrutar de una gama dinámica y tonal más amplia de sonido, lo que es particularmente importante para nuestro sentido del mundo auditivo que nos rodea y para apreciar la música», señala Housley.

Por su parte Jim Patrick, de Cochlear Nucleus, señala que «este avance es relevante porque si bien hemos tenido muy buenos resultados con los implantes cocleares, si pudiéramos conseguir que los nervios crezcan cerca de los electrodos y mejorar así las conexiones entre ellos, entonces seremos capaces de mejorar los resultados en el futuro».

Pero los investigadores van más lejos y ya piensan en la integración de esta tecnología en otros dispositivos ‘biónicos’, como las matrices de electrodos utilizados en la estimulación profunda del cerebro para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y la depresión, por ejemplo, que también podría ofrecer oportunidades una terapia génica dirigida para los trastornos neurológicos más complejos.
 

«Nuestro trabajo tiene implicaciones mucho más allá de los trastornos de la audición», sostiene otro de los autores, Matthias Klugmann. «La terapia genética se ha sugerido como un concepto de tratamiento incluso para enfermedades neurológicas devastadoras y nuestra tecnología proporciona una novedosa plataforma para la transferencia génica segura y eficiente en los tejidos delicados como es el cerebro».

 

Fuente: abc.com